martes, 15 de febrero de 2011

La odisea (económica)

 
No es Ulises quien pretende alcanzar las costas de Ítaca, sino España la que trata de vislumbrar la costa que dejó tiempo atrás: la Ítaca de la confianza, de la buena economía y el crecimiento económico. Es un viaje arduo y por el camino ya hemos perdido a gran parte de la tripulación. El paro ha engullido a más de cuatro millones de trabajadores y el panorama no parece mejorar. Los mercados de deuda parecen calmos de nuevo, y la bolsa nos da algún respiro de vez en cuando, pero no nos engañemos; hay que actuar rápido pues la calma puede preceder a una tempestad que nos arrastre a las profundidades, puede llevarnos a una hecatombe económica. 
 
Nuestro barco precisa de muchas reparaciones y estas son sólo algunas de las que deberíamos llevar a cabo (entre ellas la del sistema autonómico sobre la que ya escribí).
Sector financiero: Es vital el engrasar de nuevo nuestro maltrecho sistema financiero. Las empresas precisan de medios de financiación que no se están dando. Parece que la restructuración de las cajas de ahorros puede ser el último empujón para que nuestro sistema bancario vuelva a ser lo que era. Es necesaria además una despolitización total de las cajas a través de una privatización. Además de esto la regulación autonómica debería ser suprimida para avanzar a un sistema de regulación homogéneo que atienda a criterios puramente económicos y no políticos. 

El problema también reside en la crisis inmobiliaria, España esta tardando en ajustar sus precios (lo que viene a significar que no quieren reconocer las pérdidas reales), esto hace que las cajas que han invertido en ladrillo se encuentren todavía en una situación incierta. Finalmente combatir el paro mediante la sustitución de los servicios públicos de empleo por las empresas de trabajo temporal mucho más eficientes, las ayudas fiscales a las pymes y autónomos y la reducción de las cuotas a la seguridad social por trabajador. A esto hay que sumar que no es conveniente el reducir el gasto público en infraestructuras útiles, debería financiarse principalmente a través de deuda. La construcción de autopistas permitiría mantener a flote a las constructoras, tan castigadas con la crisis, junto a esto sumar que saldríamos de la crisis con una espectacular red de infraestructuras. Siguiendo con el tema, la disminución del paro daría seguridad al sistema ya que reduciría los índices de morosidad, y se reduciría además el mercado sumergido. Como vemos el problema del sector financiero es el más grave al que nos enfrentamos ya que se ve influenciado por múltiples factores.

Finanzas autonómicas: Las Comunidades Autónomas precisan de más autonomía fiscal, esto incrementará su responsabilidad de gasto frente al ciudadano, es decir, como deberían exigir los impuestos directamente al ciudadano y no al Estado, autocontrolarían su gasto para no verse obligadas a incrementar los impuestos. 
El problema del déficit de las CCAA es junto al del sector financiero uno de los mayores de nuestra economía pues el alto déficit impide comprar deuda barata y mina nuestra credibilidad. Hasta el momento las medidas de control de déficit no han sido del todo contundentes (sólo hace falta ver la política de café para todos que ha tomado Zapatero), salvo  por los requisitos de información de la situación fiscal trimestral y prohibiciones de emisión de deuda si se incumplen los requisitos de déficit. El descontrol en las finanzas autonómicas por parte del Estado, al menos a mi, me parece total. Estas medidas irían en la clara dirección de reducir el gasto público y deberían acompañarse de una disminución total de las subvenciones y un recorte de la administración a todos los niveles (consejeros, asesores, etc.).

Aumentar la competitividad y la productividad: además de la mejora en infraestructuras ya mencionada, es conveniente fomentar la investigación, la educación y la energía mediante pactos nacionales, incluso a nivel europeo. Es cierto que estas medidas se empezarían a notar a largo plazo pero nunca está de más el reformar y reforzar estos sectores de vital importancia. Así mismo conviene avanzar todavía más hacia la unidad de mercado.

Seguridad Social y contratos de trabajo: Se precisa de un Pacto de Toledo con perspectivas de permanencia y viable a largo plazo que garantice la estabilidad de nuestro sistema de bienestar. El Ecofin ha presentado un informe en el que analiza los efectos del envejecimiento de la población es España y llega a la conclusión de que la actual relación 1 pensionista 4 trabajadores será inferior a 1 a 2 para el 2030 lo que va a hacer insostenible el sistema. Sería conveniente prohibir las prejubilaciones y establecer la jubilación a los 65 años pero con caráter voluntario. En referencia a los contratos de trabajo, es adecuado reducir la temporalidad. Tal vez la idea de Alemania de fomentar la contratación a tiempo parcial no sea, al menos en el corto plazo, mala idea.
Los problemas son múltiples y precisan de planes coordinados. No es momento de enfrentarse en disputas electorales que las hay y habrá; es hora de aferrar el timón todos juntos y llevar nuestro barco a buen puerto. Esperemos que los cantos de sirena no nos desvíen de nuestro rumbo y podamos llegar a aguas tranquilas.

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